"Quiero el hechizo - susurró - para arreglar el hilo roto. El cuervo le habló con sus ojos muertos de vidrio negro y le dijo que para conseguirlo necesitaba el corazón de un príncipe pobre, arrancarlo y masticarlo, lentamente, bajo la luz de la luna. Ella nunca había cazado a un lobo oscuro, pero esa noche lo haría porque aunque fuera a costa de convertirse en un monstruo, era eso o dejarse morir buscando el otro lado del hilo."
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